¿Que tendrá la mar?
¿Qué tiene el mar que, al mirarlo, impone y, al mismo tiempo, calma? Esa combinación tan extraña entre fuerza y serenidad me deja en silencio. Me detengo frente a él, incluso cuando lo contemplo desde el dolor, y no puedo dejar de pensar. ¿Qué me ata tanto al mar? Tal vez sea el eco de una infancia feliz en Galicia, llena de recuerdos limpios, de momentos sin grandes problemas… o con esa ignorancia bendita de quien todavía no sabe lo dura que puede volverse la vida. El mar me lleva de vuelta a esos días mejores, más simples, que regresan sin esfuerzo a mi mente cuando lo tengo delante. Siento la necesidad de estar cerca de su inmensidad, de mirar ese horizonte que me obliga a detenerme y pensar. En él encuentro la esperanza de que todo lo que estoy esperando, en algún momento, llegará. Siento una llamada profunda que empuja desde dentro, que me invita a seguir, a moverme hacia adelante, a alcanzar eso que aún no sé definir pero que siento que existe. Pero también está la o...